sábado, 7 de noviembre de 2009

Perder es cuestión de método, de Santiago Gamboa y El americano impasible, de Graham Grenne

La novela Perder es cuestión de método fue publicada en 1997, la historia gira alrededor de un extraño cadáver empalado y un periodista, Víctor Silanpa, con rasgos detectivescos, que tratará de hallar al culpable. Mientras investiga descubrirá que una serie de personajes políticos, mafiosos y fanáticos religiosos se hallan involucrados, sin embargo la trama no se centra solo en este hecho, pues el abandono de la mujer amada, Mónica, provoca en Silanpa una degradación gradual que se muestra de forma física y espiritual. La novela se desarrolla en Colombia y nos muestra una sociedad corrupta y decadente.

El americano impasible, de Graham Greene, se publica en 1955. La novela nos relata la historia de Thomas Fowler, un corresponsal inglés, que mantiene relaciones extramatrimoniales con una vietnamita llamada Fuong. La llegada del americano impasible, Alden Pyle, alterará esta relación, pues él será la promesa de una vida cómoda (matrimonio, dinero e hijos) para Fuong. Esta historia se desarrolla en Saigón, durante la guerra de Vietnam con Francia. Se puede apreciar la progresiva derrota francesa y la irrupción de EE.UU. en el conflicto.

El parecido entre los personajes Víctor Silanpa y Thomas Fowler es evidente, aunque se ubiquen en tiempos y lugares distintos, ellos dos son la perfecta encarnación de antihéroes. El primero se presenta como un fracasado, un ser que ya desde un inicio está mal físicamente (tiene almorranas y no puede dejar de fumar, a pesar de que se lo han prohibido); el segundo está viejo, no tiene mucho dinero, es adicto al opio y se está dando cuenta que está engordando.

Víctor Silanpa ama a Mónica, sin embargo no puede ofrecerle un hogar estable, ya que es impuntual, no acude a sus citas, se niega a tener hijos y no le ha ofrecido matrimonio. Como él mismo refiere “Mónica lo recogió de la calle” (pg. 236). Thomas Fowler es consciente de que Fuong no lo quiere, pues ella busca, al igual que Mónica, estabilidad; Fuong desea un hombre que le ofrezca matrimonio, pues es la única forma en la que puede escapar del futuro (las mujeres como ella acaban convirtiéndose en prostitutas); pero Fowler no le puede ofrecer eso, pues él está casado con Helen, en Inglaterra, y ella se niega a otorgarle el divorcio. Además las dos figuras femeninas representan el orden en hombres como Fowler y Silanpa, quienes se caracterizan por ser seres caóticos que están llenos de contradicciones (Silanpa desea descubrir quien fue el autor del empalamiento de Pereira, ya que desea saber la verdad; Fowler, a pesar de que se niega a tomar un bando- norteamericano o vietnamita- acaba ayudando a la causa vietnamita, pues no puede soportar la muerte de civiles inocentes; pero al final los dos vacilan y se arrepienten de lo que han hecho).
Silanpa es consciente de que sus acciones (como ofrecerle a Mónica una salida al cine y no acudir) provocarán que ésta se aleje de él y recurra a su ex novio, Óscar, pero no hace nada por evitarlo, pues cree que todo se solucionará y deja que el tiempo aplaque la ira de Mónica. Fowler no le increpa a Pyle, que éste se haya fijado en Fuong y hasta se ofrece de intérprete para que el primero le declare su amor y las ventajas que obtendría si se casa con él; además Fowler le miente a Fuong, cuando le dice que hay alguna esperanza de divorciarse y no le comunica que puede partir en cualquier momento a Inglaterra, cuando ella se entera él no hace nada. Los dos personajes se muestran como seres pasivos ante el posible rival, la única estrategia a la que recurren es el sexo, pues Silanpa se acuesta con Mónica, luego del engaño con Óscar; y Fowler “le hacía el amor salvajemente” (pg.142) a Fuong para retenerla, esta actitud también se puede explicar porque ninguno de los dos sabe con certeza cual es la decisión que tomarán Mónica y Fuong; ellos pueden poseer el cuerpo de esas mujeres, pero no pueden tener acceso a sus pensamientos.
Los dos al ser abandonados no reaccionan de manera brutal o patética, pues como refiere Fowler “en el momento de la conmoción se sufre poco” (pg.148); ambos acuden a un prostíbulo, pero no son capaces de consumar el acto, a Silanpa le atribuyen su impotencia al alcohol y a Fowler, al opio.

Los dos personajes también se ven envueltos en problemas. Silanpa descubre que Pereira fue asesinado por la posesión de unos terrenos, ocupados por una secta religiosa: El paraíso terrenal, que involucraban al concejal Esquilache, al mafioso Tiflis, al constructor Vargas Vicuña y a la bella Susan Caviedes (gerente del Paraíso terrenal); estos personajes pueden acabar con su vida, y aunque el único momento en que se halla en verdadero peligro es cuando Susan Caviedes lo amenaza con un arma, se puede apreciar que el personaje se arriesga por descubrir una verdad, que a la larga no le aportará mayor beneficio. Fowler se entera de que Pyle no trae material plástico (Diolaction) para iniciar una industria de juguetes, sino que está asociado con el general Thé para fabricar bombas y así asegurar que el gobierno comunista no prospere en Vietnam.
Sin embargo, los episodios de peligro mortal que atraviesa Fowler son más numerosos que los de Silanpa, pues el primero escapa (Pyle lo ayuda) de una torre que bombardean los comunistas vietnamitas y sobrevive a dos explosiones (operación Bicyclette y ataque al Continental).
El parecido en los personajes se vuelve a hacer presente en la concepción religiosa de los dos, ya que ninguno cree en Dios; sin embargo, cuando Silanpa pierde a Mónica piensa lo siguiente: “Dios, nunca te he pedido nada. Pero haz que suene y sea ella” (pg.330), y Fowler, cuando se percata de que pueden asesinar a Pyle por causa suya, ya que lo citó al Vieux Moulin sabiendo que Heng (comunista vietnamita que busca frenar la muerte de inocentes) lo esperaría para, probablemente, matarlo; recurre a Dios y le pide que si en realidad existe haga algún milagro para que Pyle no acuda a la cita. En ninguno de los casos ocurre lo que desean. Posteriormente experimentarán el desarraigo, pues Silanpa se verá como un extranjero en su propio país; y Fowler no sabrá que hacer, pues no quiere volver a Inglaterra (su país) y ya no existen razones para quedarse en Vietnam, pues Fuong lo ha abandonado.
Esta dicotomía se vuelve a apreciar cuando Silanpa, al ser abandonado por Mónica, empieza a frecuentar a Quica (prostituta) y se descuida de su aspecto físico, a tal grado que parece un pordiosero. Fowler se va a al Norte, Haifong, para olvidar a Fuong, aunque sabe que éste lugar es zona de enfrentamiento entre franceses y vietnamitas. Lo paradójico es que Silanpa, a pesar de su aspecto y el dolor emocional, se va a abocar mucho más al caso e incluso va lograr sustraer los papeles del registro de los terrenos que poseía Tiflis en su hotel. Fowler va a empezar a dudar sobre su posición neutral en la guerra y se verá afectado por los muertos y heridos (niños, mujeres y hombres) que acarrea el enfrentamiento Francia- Vietnam, e incluso tomará conciencia de que la intervención norteamericana debe ser refrenada, si Pyle era un ser inocente e ingenuo, ahora es el principal instrumento del poderío norteamericano y como tal, debe ser eliminado.
Los dos personajes logran su anhelo, Silanpa descubre la verdad, aunque no se arresta a los verdaderos culpables; y, al parecer, iniciará una relación con Ángela (su compañero de trabajo). Fowler vuelve con Fuong, pues Pyle muere, y su esposa accede a concederle el divorcio. Sin embargo, el final no es la culminación triunfante que se espera, pues Silanpa vuelve a la rutina de su trabajo y aún el recuerdo de Mónica le produce dolor; Fowler refiere que todo le sale bien, pero desea que Pyle aún viva para poder decirle “Lo siento” (192).
El ambiente caótico y sórdido retratado en ambas novelas es similar. Gamboa recurre a las descripciones para generar desasosiego e incomodidad, nos detalla el cuerpo putrefacto del empalado, el mal estado en que se halla la morgue (con cucurachas), el barrio miserable de Quica y la hediondez del cementerio; estos lugares generan un sentimiento de asco y temor en Silanpa, mientras que la muñeca, el departamento de Mónica y la casa de Óscar generan tranquilidad y estabilidad en el personaje.
Graham Greene retrata con lucidez escenas crudas y desgarradoras, nos muestra los canales de Fat Diem infestados de cadáveres, los gritos del vigía vietnamita que agonizaba en la Torre, en el ataque al Continental nos revela con pocas palabras el padecimiento de un hombre : “ El torso sin piernas al borde del jardín seguía estremeciéndose , como un pollo sin cabeza” (pg.166) . Fowler al ver esto asume una postura, pues se da cuenta de que la intervención norteamericana y la guerra con Francia, solo genera miedo y dolor en los vietnamitas.

Los dos escritores usan los problemas amorosos y las personalidad conflictiva de los personajes (Fowler y Silanpa ) para retratarnos un panorama en declive. En Perder es cuestión de método se aprecia la corrupción en todos sus niveles, esta sociedad es el reflejo actual de Colombia, ya que la justicia (Moya) termina accediendo a los requerimientos ilegales de un grupo de hombres que solo velan por sus intereses (Vargas Vicuña y Tiflis); la política se basa en alianzas secretas y pactos( Esquilache – Gran Capital ), que se deben cumplir, aunque esto implique la muerte de alguien (Pereira), y en donde la clase de alta sociedad se sustenta en vínculos fraudulentos (Barragán – Vargas Vicuña).
En El americano impasible, a través de las experiencias de Fowler, Graham Greene nos demuestra que Francia está perdiendo la guerra y que solo aparentan ganarla; y nos denuncia el intervencionismo norteamericano a través de Pyle, quien es manipulado por el gobierno y que se cree el protector de Fuong, esto sucedía con los EE.UU., ya que ellos argumentaban que era un deber eliminar el comunismo en Vietnam. Sin embargo, esto solo trae dolor pues los vietnamitas que luchan en el bando de los europeos son apenas adolescentes que ni siquiera están preparados para soportar con la debida entereza situaciones de riesgo y menos pelear en una guerra, de la que no conocen sus verdaderas causas.

Tanto Perder es cuestión de método como El americano impasible, nos revelan personajes contradictorios y fracasados, que de una forma u otra buscan encontrar un lugar en una sociedad que se muestra infecta y agonizante.

BIBLIOGRAFÍA:

1. GAMBOA, Santiago Perder es cuestión de método. Seix Barral Biblioteca Breve, Colombia 339pp. 2003.
2. GREENE, Graham El americano impasible. Oveja Negra, Colombia 192 pp. 1984.






HELEN FLOR GARNICA BROCOS. Nace el 20 de junio de 1991 en el distrito de Jesús María, Lima (Perú). Estudió en el colegio General Emilio Soyer Cabero, del cual egresa el año 2007. Entre sus escritores favoritos se encuentran Howard Phillips Lovecraft, Conde de Lautréamont y Edgardo Rivera Martínez. Actualmente cursa el II ciclo de Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

4 comentarios:

Krystel G. Cuadros dijo...

Personalmente, está novela (Perder es cuestion de metodo) no me gusta en lo absoluto y no solo por el hecho de que no he leido mucho del genero-he leido apenas dos libros de género negro y si me han gustado-, sino que me parece aburrida en ciertas partes debido al modo de narracion el cual que no siento que sea capaz de captar el interes del lector, en particular considero que es un libro que se veria mucho mejor en una pelicula que como libro mismo, pero ni siquiera en la pelicula fue bien plasmado. Sin embargo, me parece muy bueno el paralelo que has realizado entre ambas novelas y en especial entre ambos personajes protagonistas. Concuerdo contigo en que es caracteristico el hecho de que a ambos personajes, Silampa y Fowler, se les desarrolle como seres fracasados que en su afan por cambiar su miserable devenir en la vida pongan en peligro su propia integridad-tanto en una plano fisico como en sus relaciones sociales-. Esto es clave para describir la sociedad en que se manejan; al caracterizar a sus personajes como seres en el fracaso producto de su personalidad conflictiva como tu refieres, logran representar la sociedad caotica en que se desenvuelven.

Saludos.
Krystel

Anónimo dijo...

en particular esta novela me parece muy interesante ya que nos induce desde el principio a no dejar de leerla, pues al brindarnos un asesinato sin vistas de resolucion, nos deja con las ganas de saber quien es el culpable,sin embargo es interesante pero no colman mis expectativas como lector. aunque este ensayo a parte de la novela comentada, nos muestra una similitud entre esta novela y la novela de graham grenne "el americano impasible", novela que dicho sea de paso no tengo la oportunidad todavia de leerla,de como es que sus dos personajes principales muestran una actitud similar frente a diversos hechos que afrontan,nos induce a pensar que gamboa tuvo de alguna manera una influencia de aquel autor.
este libro solo entrs en la categoria de interesante y nada mas, ahi queda ya no aspira a mas solo a aspiraria a convertirse en una pelicula que tenga todos esos combinados que tiene las demas: suspenso, accion, comedia,romances,y demas componentes

Anónimo dijo...

la novela perder es cuestion de metodo me parece interesante pues el autor nos da un inicio en elque muestra un crimen sim indicios de resolucion con este gancho nos induce a penetrar en la novela para poder hallar la respuesta al asesinato esta novela solo aspirara pues a ser "interesante" pues no tiene gran contenido y en algunas partes se vuelve un poco soso ademas su unica aspiracion seria convertirse a pelicula pues tiene los componentes necesarios de toda pelicula : suspenso, romance, comedia, intrigas, y demas componentes. por eso esta novela serviria para poder pásar el rato, entretenernos y nada mas

Unknown dijo...

Recuerdo que al finalizar la lectura de Perder es una cuestión de método, no se me ocurrió establecer nexos entre Víctor Silanpa, el protagonista de la obra, y Thomas Fowler, el personaje principal de El americano impasible, de Graham Greene.

En ese sentido, resulta interesante la comparación realizada por el compañero, especialmente por las numerosas asociaciones que realiza para justificar su tesis.

Sin embargo, a pesar que dicha comparación encuentra respaldo en otros autores como Catalina Quesada Gómez (Perder es cuestión de método : una poética del fracaso », Revista de Crítica Literaria Latinoamericana , XXXI, 62 (2005)), sigo pensando que el mencionado paralelismo, ciertamente válido, resulta más artificioso que real, conforme paso a detallar.

Como se recordará, muy al inicio de la obra, Víctor Silanpa descubre la infidelidad de Mónica, su mujer, casi de la peor manera posible: in situ, casi in fraganti.

Para describir el sentir de su personaje, Santiago Gamboa establece un vaso comunicante con la novela El americano impasible de Graham Greene, y cita una frase de Thomas Fowler: “En el momento de la conmoción se sufre poco”.

Existe, pues, sustento para afirmar que, ciertamente, Gamboa tenía la obra del norteamericano como referente para la construcción del sentir del protagonista de su obra.

Sin embargo, convendrán algunos en que la obra del colombiano presenta especial solidez cada vez que su autor describe el sentir de Silanpa, su frustración con Mónica, su desorden interior en el que los sentimientos no llegan a quedar claros.

En ese sentido, citar a Greene es para Gamboa uno de los varios recursos que posee para describir el lado interno de Silanpa. Es decir, de ninguna manera esa cita vincula a Silanpa irremediablemente con Fowler.

Y es que, en verdad, ambos personajes son estructuralmente distintos, la frustración y el fracaso son disímiles en Silanpa y en Fowler: por su misma juventud, en el primero el fracaso pesa y obnubila, en el segundo, en cambio, el fracaso es materia de análisis lúcido.

Fowler siempre analiza la vida mirando hacia atrás: casi inmediatamente a la cita que se encuentra en “Perder…” (sí, en la misma página 148) señala: “Los recuerdos felices son los peores; traté de rememorar los desdichados. Tenía práctica. Ya había vivido esto antes”. En cambio, por su falta de experiencia, Silanpa analiza el fracaso mirando hacia adelante, algo propio de su juventud (sobre todo en comparación a Fowler), incluso en el epílogo se sugiere que enmendará su situación sentimental con Angela.

Otro punto: Mónica es colombiana como Silanpa. Para el protagonista de “Perder…”, el comportamiento y acciones de Mónica son ciertamente explicables, por tanto, su frustración parte de saber qué ocurre y no poder hacer nada por remediarlo. Al final, la pierde. En cambio, la annamita Fuong es un enigma para Fowler: pertenecientes a culturas profundamente distintas, Fowler no entiende nunca nada. Sin embargo, tras la muerte de Pyle, la conserva.

De otro lado, creo que las almorranas/hemorroides que sufre Sinlanpa, van por un camino moderno: el de humanizar a los héroes, quienes, en la trayectoria para conseguir sus objetivos, se ven aquejados de dolencias o de mundo interiores desequilibrados que conspiran contra sus fines. Sherlock Holmes pudo tener pie de atleta, bipolarismo, golondrinos, herpes, etc. pero entonces jamás se le habría ocurrido a Conan Doyle señalar esto. Gamboa hace esto con su personaje: ¿lo convierte ello un fracasado? Ahora, señalar la vejez como dolencia de Fowler es muy moderno también…

Finalmente, a mí sí me gustó la obra, de repente no es tan memorable como la de Greene (comparar a Fowler con Silanpa es como comparar a Jean Valjean con La Gringa) creo que es un buen thriller, bastante ágil y con diálogos ocurrentes.